Desde que la humanidad tiene memoria se ha dicho que los hombres y las mujeres son diferentes en muchos aspectos de la vida, como el comportamiento o las habilidades de cada uno.
Hasta ahora se pensaba que las diferencias que había entre ellos se debían a las hormonas, que se encargaran de cómo nos comportamos, cómo pesamos, lo que sentimos y las prioridades de cada uno. Pero no sólo en las hormonas encontramos estas diferencias, también podemos apreciar que los cerebros tienen estructuras genéticas distintas y procesan la información diferente, por lo tanto, también diferentes estructuras anatómicas. Es aquí donde se empiezan a distanciar los dos cerebros.
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